Perder a mi madre...
El dolor muchas veces nos transforma o nos lleva por caminos que jamás pensamos atravesar. Mi primera carrera fue en finanzas y mi primera maestría en MBA, la vida me llevo por otro lugar cuando perdí mi madre por suicidio, mi vida dio un giro de 360 grados, la vida se tornó obscura y parecía que no existía una salida, a lo que me dedicaba en primer momento de mi vida ya no me generaba pasión o sentido de existencia, por eso decidí estudiar tanatología, pensé que con eso podría ayudarme a mí, más en el camino me di cuenta que también estaba ayudando a otros atravesar y enfrentar ese dolor del que yo misma había experimentado, fue una lucha constante primero conmigo misma de decirle adiós a mi antigua vida y buscar un nuevo camino, UNA RESIGNIFICACION a mi dolor y con el amor que le tengo a mi madre, honrarla ayudando a los que aún siguen en este mundo luchando, por eso me volví Tanatóloga, es la redirección que tomo mi vida.

El cambio puede ser positivo y transformador, incluso en los momentos más difíciles de la vida.


Elisabeth Kübler-Ross


En japonés kintsugi quiere decir “reparar con oro”. Un método de reparación que celebra la historia de cada objeto haciendo énfasis en sus fracturas en lugar de ocultarlas o disimularlas. El kintsugi da una nueva vida a la pieza transformándola en un objeto incluso más bello que el original. Si hemos sufrido alguna circunstancia dolorosa que nos ha dejado huella, tenemos la oportunidad de no hacer como si nada hubiera pasado y podemos contemplar la experiencia valorando todo aquello que ha dejado en nuestras vidas. Las cicatrices doradas son la prueba de la imperfección y la fragilidad, pero a la vez de la resiliencia —la capacidad de recuperarse—, dignas de ser alabadas.